Origen de las metodologías Ágiles

Las metodologías ágiles se empezaron a aplicar en la década de los 90 en el sector del software y las nuevas tecnologías debido a la insatisfacción de los trabajadores con los resultados de los modelos tradicionales de gestión.  

En el año 2001, un grupo de CEOs de las principales empresas del software en Utah, EE.UU., se reunieron para compartir las mejores prácticas con las que trabajaban y, de esta forma, descubrir la manera más eficiente de entregar un software. Como resultado, desarrollaron el “Manifiesto Ágil”, un documento que reúne los principios y valores de un conjunto de herramientas para mejorar la gestión de proyectos a través de la agilidad y el máximo rendimiento. 

El “Manifiesto Ágil” establece 12 principios agrupados en 4 valores fundamentales: 

1. Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas. 
2. Software funcional sobre documentación exhaustiva. 
3. Colaboración con el cliente sobre la negociación de un contrato. 
4. Responder al cambio sobre seguir un plan. 

Los principios que cumplen todos los modelos de gestión ágiles son: 

1. Satisfacción del cliente gracias a la entrega continuada del producto. 
2. Trabajadores motivados y en un entorno de confianza. 
3. Líderes y trabajadores deben colaborar juntos. 
4. Comunicación cara a cara y reuniones periódicas tanto con el equipo como con el cliente. 
5. Equipos autoorganizados. Es de donde surgen las mejores arquitecturas y diseños. 
6. Desarrollo evolutivo y flexible. Realizar los cambios necesarios que surjan según las condiciones del proyecto. 
7. Entregas de partes del proyecto semanales en fases productivas. 
8. Excelencia técnica y buen diseño. 
9. Simplicidad y planificación. 
10. Desarrollo sostenible. 
11. Medir el progreso con indicadores específicos. 
12. Inspeccionar y adaptar a las particularidades que surjan. 

Características fundamentales de las Metodologías Ágiles 

Los equipos de trabajo en las metodologías ágiles están compuestos por miembros multidisciplinares que colaboran y se comunican durante todo el proyecto. Asimismo, se fomenta la proactividad con el objetivo de conseguir la excelencia del producto. 

En los equipos de gestión ágiles, se convocan reuniones diarias llamadas “dailys” con todos los integrantes. En ellas, se comunican: tareas acabadas, las que se van a hacer y se comentan las incidencias, en el caso de que las haya. De esta forma, todo el equipo conoce en qué punto se encuentra el proyecto y sabe cómo continuar colaborando para el éxito del proyecto.  

Como consecuencia de estos rasgos características junto a unas entregas más frecuentes y rápidas, el resultado final es el exigido. 

Las empresas que adoptan una metodología ágil reducen costes y aumentan la productividad gracias a una gestión de proyectos flexible autónoma y eficiente. 

En ocasiones, durante el proceso de implantación de una metodología ágil, el entorno dinámico y cambiante puede provocar que nos olvidemos de los principios fundamentales y, por lo tanto, el proyecto empieza a dar fallos. Por ende, es importante tener presente estos principios ágiles en gestión de proyectos para obtener un resultado óptimo. 

Metodología Ágil: Scrum 

EnFormación ofrece un curso en una de las metodologías ágiles más extendidas en las empresas a nivel global. Se trata del curso Scrum, una metodología de trabajo que se caracteriza por dividir el proyecto en pequeñas partes que se entregan en “sprints”, es decir, en plazos cortos de tiempo que suelen ser semanas. En consecuencia, los errores detectados se cambian únicamente en la parte implicada y se tarda poco tiempo. 

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